En el contexto de las elecciones presidenciales, específicamente en el estado Barinas, la ausencia del Gobernador Sergio Garrido en los actos del candidato opositor Edmundo González y de la opositora María Corina Machado, ha generado controversia y especulación. Analicemos este tema desde una perspectiva crítica.
Algunos argumentan que su enfoque está en consolidar su posición como gobernador electo, mientras otros lo ven como una falta de unidad interna y apoyo partidario. Otras voces, con los pies puestos sobre la tierra, dan cuenta de los mil desprecios y desaires que ha recibido Garrido por parte de la cúpula opositora.
La política es un juego de estrategias y alianzas. La ausencia de Garrido puede interpretarse de diversas maneras, pero lo cierto es que su papel como líder opositor en Barinas sigue siendo crucial para el futuro del estado.
No toma en cuenta el cogollo opositor que, les guste o no, Garrido fue el artífice del triunfo opositor en Barinas y su salida del juego, despreciado y expulsado por quienes ayer le adulaban, avizora ni más ni menos que una severa debacle electoral.
La política regional y nacional está en constante movimiento y cada acción tiene implicaciones. Se le pone el caldo morao a la oposición barinesa.